con polvos de arroz y raíz de peonía

Primera clave para una piel sana: liberar la epidermis de todo lo que la sobrecarga. El desmaquillado, aunque invisible a simple vista, elimina las capas de maquillaje, sebo y filtros solares lipofílicos acumuladas a lo largo del día.

Comenzar con una textura en polvo, suave pero eficaz, permite respetar el equilibrio de la piel mientras se inicia una limpieza profunda.

Este paso abre así el camino a una purificación completa, sin agredir ni resecar.

con aceites de cáñamo y jojoba

La doble limpieza, herencia refinada de las tradiciones asiáticas, consiste en seguir un primer desmaquillado con una segunda limpieza acuosa.

Este segundo gesto elimina las impurezas hidrofílicas (polvo, sudor, contaminación) y los restos del cuidado desmaquillante, dejando la piel perfectamente limpia, calmada y receptiva a los tratamientos posteriores.

Este paso es indispensable para restablecer la respiración natural de la piel, sin comprometer su película hidrolipídica.

con aguas florales, Aloe Vera y Ácido Hialurónico

Una piel recién limpiada es como una tierra seca: absorbe mejor el agua que la crema.

La aplicación de una loción hidramisante restablece de inmediato la hidratación perdida durante la limpieza y prepara la piel para recibir los tratamientos activos. En forma de bruma ligera o de loción, actúa como un vector: los activos penetran más profundamente y la piel se redensifica desde los primeros instantes.

Es un paso a menudo olvidado, pero fundamental para la eficacia de toda la rutina.

con cítricos, arce y arándano

A menudo confundido con un simple tónico, el vinagre micelar cumple en realidad una función de reequilibrio profundo.

Gracias a su naturaleza ligeramente ácida, restaura al instante el pH cutáneo alterado por la limpieza, cierra los poros y elimina los residuos calcáreos del agua.

Perfecto como complemento o en alternancia con la preparación hidramisante, dinamiza la tez y refuerza la barrera cutánea, al tiempo que aporta una sensación de frescor clarificante.

con vitamina C y 12 plantas oficinales

Es en este momento preciso de la rutina cuando la piel recibe su tratamiento específico.

Los sérums y concentrados liberan activos potentes que penetran en profundidad para responder a las necesidades concretas de la epidermis: luminosidad, firmeza, uniformidad, regeneración. Un buen tratamiento no solo transforma la calidad de la piel, sino también su apariencia inmediata.

En la tradición dermocosmética, este paso se considera el gesto "magistral", aquel que firma la eficacia de toda la rutina.

con escualeno, aceite de jojoba y glicerina vegetal

Ninguna rutina está completa sin una hidratación final. Este gesto sella todos los cuidados previos, refuerza la barrera cutánea y garantiza un confort duradero, tanto de día como de noche.

Una buena hidratación no se limita a nutrir: protege, equilibra y realza. En la tradición de COTTAN, esta etapa se inspira en texturas desaparecidas del pasado: ligeras, fundentes, pero infinitamente nutritivas.

con glicerina vegetal, manteca de karité y malvavisco oficinal

A menudo olvidadas, las manos son sin embargo las primeras mensajeras de nuestro día a día. Expuestas al frío, al agua, a las fricciones y a las agresiones externas, merecen una atención muy especial.

Integrar un cuidado específico en su rutina, por la mañana, por la noche o durante el día, permite reparar, nutrir y preservar su belleza a largo plazo.

Verdadera prolongación de los cuidados faciales, este gesto de reconforte kalodermal calma las pieles secas, embellece los contornos y ofrece una firma olfativa delicada. Una caricia útil, sensorial, esencial.